El 25 de octubre se celebra el Día Mundial de la Pasta, una fecha cuya finalidad es la de reconocer la pasta como uno de los alimentos más completos y nutritivos que existen, y que se remonta al año 1995, fecha en la que tuvo lugar el primer Congreso Internacional de la Pasta en Roma.
Dicen los estudios de mercado que es el alimento favorito y más popular a nivel mundial. Lo que nadie duda es que es la protagonista absoluta de la cucina italiana y uno de los pilares de la dieta mediterránea.
Oda a la (buena) pasta
La pasta de por sí no es un alimento que engorde como mucha gente cree, puesto que su contenido en grasas es de un 0%. Por el contrario, es una gran fuente de energía para nuestro organismo, y un alimento muy versátil que se puede acompañar con una infinidad de ingredientes súper nutritivos. Lo que engordan son las salsas ultra-procesadas de supermercado (que además de infinidad de conservantes, llevan una cantidad ingente de azúcar), la nata, los espesantes, el queso, y por supuesto la posibles intolerancias alimenticias.
El nutricionista Guillermo V. Rodríguez, Vicepresidente del Colegio de Nutricionistas de Madrid, nos recuerda que “los alimentos nos tienen que aportar calorías, porque si no nos moriríamos. La pasta es un alimento que aporta energía. Vamos a desmentir el mito de que la pasta engorda por la noche. Podemos permitirnos cenar una lasagna de verduras, por ejemplo, y es bueno variar la dieta. No podemos alimentarnos de pasta todos los días, no porque sea malo, sino porque hay que tener una dieta variada”.
“Lo más importante de la pasta es que lleve alimentos naturales, es decir, si vamos a acompañarla con tomate, que la salsa sea natural, hecha por nosotros con tomates de verdad, y poner especias para que sepa mejor. Que sea pasta fresca, pasta buena, natural (hay que mirar muy bien los ingredientes, que sean de calidad). Si la pasta es buena, no hace falta que le pongas muchos ingredientes, cuanto más casero, mejor. Un poco de ajo machacado con un chorrito de aceite de oliva virgen extra es suficiente y sanísimo.
Y, respecto a tomar pasta por la noche, ¡sin ningún problema! La podemos acompañar de carne, pescado, un huevo, unas verduras…, incluso hay gente que la acompaña con fruta”. Desmintiendo mitos Denis Codespoti y Riccardo Fiore, Jefes de Cocina de ‘Fellina’ (Caracas, 21) y ‘Giulietta’ (Plaza de Manuel Rodrigo, 7) respectivamente, insisten en que “los Spaghetti Carbonara auténticos jamás llevaron ni llevarán nata, ni bacon, ni salsas o cosas raras… «¡Qué sacrilegio!
La carbonara auténtica romana, sencillamente, lleva yema de huevo de corral, guanciale (carrillada de cerdo. Es un producto típico de la región del Lazio. Su nombre se origina de la palabra guancia, mejilla en italiano, y tiene un sabor más intenso que otros productos del cerdo como la panceta, y una consistencia más suave y delicada), pecorino romano (nuestro queso de oveja curado por excelencia, con un sabor exquisito y potente), y un toque de pimienta negra molida.
Lo mejor de todo es que tanto en Fellina como en Giulietta los preparan en tu mesa, con la mejor pasta fresca, en vivo y en directo, a tu gusto. Y también tienen pasta para celiacos y vegetarianos con un sabor igual de gustoso”.
Cómo cocinarla como un auténtico italiano
En abundante agua para que no se pegue (dos litros y medio de agua por cada cuarto kilo de pasta). No es necesario echar aceite al agua para que no se peguen. Si la olla es lo suficientemente grande y el agua abundante, no se pegarán.
El mejor momento para echar la sal es cuando el agua hierve. No remover la pasta nada más echarla al agua. Esperar entre un minuto para pasta fresca, y tres o cuatro para pasta dura. Luego habrá que removerla varias veces con cuidado.
No tapar la olla una vez echemos la pasta. Debe hervir sin tapar. ¡Cocer al dente! No dejes que se pase.
Para que no se pase una vez cocida, retirar inmediatamente del fuego y poner la olla bajo el grifo de agua fría aún sin escurrir. A continuación, escurrir con cuidado.
Siempre ayuda ambientar la cocina con alguna ópera de Giuditta Pasta o Luciano Pavarotti (aunque también vale Andrea Bocelli), y dar rienda suelta al entusiasmo.
Curiosidades sobre la pasta
– Los italianos consumen una media de 28 kilos de pasta por persona y año.
– En Italia se considera una aberración comer spaghetti con cuchara y tenedor. ¡La cuchara sobra!
– Debe servirse en platos hondos, en lugar de llanos, y, si es posible, en un plato caliente.
– La manera de comer los spaghetti determina el carácter de la persona que los come. ¡De ninguna manera se puede sorber la pasta!
– Nunca le pongas queso a no ser que sea un auténtico parmigiano o pecorino, y jamás en una pasta con pescado o marisco.
– Existen unos 600 tipos y formas distintas de pasta, que se cocina de diferentes formas dependiendo del país. La más popular fuera de Italia es el spaghetti. Su nombre es un diminutivo de la palabra ‘spagho’ (cordón).
– Existe una Organización Internacional de la Pasta. Es una Asociación sin ánimo de lucro con sede en Roma, dedicada al incremento de la conciencia sobre la pasta alimenticia y su consumo, incrementando el entendimiento de los consumidores en relación al valor nutritivo y los beneficios para la salud generados por la pasta alimenticia, así como salvaguardar la imagen de la industria de la pasta a nivel internacional.
– El origen de la pasta tiene muchas teorías. Algunos investigadores adjudican el descubrimiento a Marco Polo en el siglo XIII, el cual la introdujo en Italia de vuelta de uno de sus viajes a China, en 1271. Para otros se remonta mucho más allá, a antiguas civilizaciones etruscas, que la elaboraban mediante la trituración de diversos cereales y granos mezclados con agua, que luego cocían, resultando un alimento sabroso y nutritivo.
Cuando los griegos fundaron Nápoles, adoptaron un plato que hacían los nativos, que consistía en una pasta de harina de cebada y agua que luego secaban al sol y al que llamaron makaria.
En la antigua Roma también se encuentran referencias de platos de pasta que datan del siglo III antes de Cristo. De hecho, el propio Cicerón, político, filósofo y escritor romano, habla de su pasión por las laganas, pasta en forma de láminas elaboradas con harina de trigo. En esa época los romanos desarrollaron instrumentos, utensilios, procedimientos para la elaboración de la pasta de lasaña.
En 1400 la pasta en Italia se llamaba lasagna, y los fabricantes de pasta lasagnare. Después nacieron los fidelli, que eran hilos de pasta con forma cilíndrica, y sus fabricantes se llamaron fidelari. En 1800 cambiaron de nombre y pasaron a ser conocidos como vermicellai.
Fellina & Giulietta, la auténtica cucina italiana
Haciendo honor a las míticas frases de Fellini y Sophia Loren, “La vida es una combinación de magia y pasta” y “Todo lo que ves se lo debo al spaghetti”.
Fellina y Giulietta representan la cucina della nonna: Variada, saludable (¡viva la dieta mediterránea!), sabrosa y contundente.
Pero Fellina (en honor a Fellini) y Giulietta (en honor a su mujer, Giulietta Masina), son mucho más que pasta y pizza. Son un reflejo de la obsesión de los italianos por la buena mesa. Fiesta, color, diversión, tradición. Mediterráneo en estado puro.
Dos restaurantes con aire de trattoria a los que se va a comer bien y a disfrutar, porque, además de poder presumir de una de las mejores cocinas italianas fuera de Italia, disfrutarás de su preciosa y acogedora decoración, de la atención al detalle, de la excelente relación calidad-precio (25 €), y de un equipo de sala inmejorable, sellos que acompañan a toda la familia Le Cocó, sin olvidar su especial atención a nuestras queridas y bien educadas mascotas perrunas, bienvenidas en todos los restaurantes del grupo.