Nuestra existencia está ligada al cosmos, a la Luna, al Sol y a los planetas… Los ritmos que marcan estas inmensas masas determinan las estaciones, regulan el crecimiento o la maduración de vegetales e influyen, en general, en todos los procesos de los seres vivos, algo más que conocido y aprovechado por el hombre desde la antigüedad.
Si tenemos en cuenta esta certeza, podemos observar la brillantez de la idea de la que os queremos hablar hoy: los vinos Astrowine. Pero ¿qué tienen en especial sus variedades? Algo tan original como que para su elaboración han tenido en cuenta los mejores momentos para que los trabajos en la viña y, posteriormente, en bodega ayuden al metabolismo formador de determinados sabores y aromas en la uva.
Astrowine respeta los ciclos y los ritmos cósmicos, porque para los agricultores (también pescadores o ganaderos) la tradición cósmica es esencial a la hora de realizar las labores propias del campo.
Como viticultores clásicos y artesanos, cada momento esencial en la realización de estos vinos nace de acuerdo con los ritmos establecidos por el cosmos, evitando siempre transgredir el producto con químicos o aditivos que desnaturalicen la evolución normal del producto.
Y es que la idea es conseguir un proceso ecológico y natural en el que la tecnología pierda ese papel protagonista y que la esencia original de vino sea la marca de excelencia.
El vino tiene una cualidad muy especial, ese toque final que siempre queda en nuestro paladar y que es capaz de producir ciertas sensaciones, las de la fruta, del terruño, o de los procesos de elaboración, por ello no es de extrañar que los viticultores traten de buscar el máximo exponente de esa sensación y de su pureza.
Por ello Astrowine trata de ajustar a los principios básicos del buen vino los ritmos cósmicos, ciclos de cultivo y trabajo de bodega, con lo que consiguen una impresión única en la que el paladar disfruta de los matices que se encuentran en una copa, desde la recogida de la vid hasta el momento de su degustación.
En astrología la Luna actúa como transmisor de energías o acciones de las constelaciones que detrás de ellas se esconden por lo tanto, la constelación sobre la que está la Luna es la que rige los procesos vitales y metabólicos de la Tierra y de este modo, cada constelación tiene influencia sobre cada uno de los elementos: tierra, agua, fuego y fuego.
Todo el elaborado proceso para crear estos vinos se basa en una lógica cósmica esencial que inunda todo el trabajo artesanal. Capricornio, Tauro y Virgo tienen influencia sobre el estado térreo, por lo que sus viñedos tienen un proceso de elaboración y un producto de marcado carácter terruño.
Cáncer, Piscis y Escorpio, en cambio sobre el estado acuoso, por lo que favorece el desarrollo vegetativo, los procesos de decantación y movilidad.
Aries, Leo y Sagitario influyen sobre el proceso de fuego que en las viñas es el fruto y las características de frutosidad propias de la fermentación.
Mientras que Acuario, Géminis y Libra definen la influencia de la luz que corresponde con las flores y la ligereza del etéreo vino blanco. Disponen, además la influencia del aire, al que le corresponden el carácter del tacto y la expresión sutil de los vinos.
Se trata de una visión lejos del esoterismo simplista, que hace especial hincapié en la vinculación de los procesos que nos rigen a todos los seres vivos, las estaciones y ciclos que se vinculan a nivel fisiológico al viñedo.
La evolución humana nos hace abrirnos a nuevas experiencias, y los vinos, lejos de una percepción petrificada o con ideas preconcebidas se reinventan cada día para sorprender a expertos (y no tan expertos) en enología.
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